Enseñanzas de Lutero y Calvino

Gracias al invento de la imprenta pocos años antes, los escritos y tratados de Lutero fueron difundidos por toda Europa. Hubo una asombrosa unión de conceptos entre Lutero y el francés Calvino. Fue después de la muerte de Lutero que hubo diferencias entre las enseñanzas de Lutero, Calvino y Zwinglio. Preguntas acerca de cómo ver el pecado, la gracia, la justificación, el libre albedrío, la ministración de la Santa Cena, el bautismo y la predestinación comenzaron a agrupar y separar a los evangélicos.

Para los calvinistas, la Palabra de Dios es el centro de todo, Jesús declaró: “…Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22.29); Dios inspiró al apóstol San Pablo para escribir:

Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia. Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra. 2 Timoteo 3.16,17

Las Santas Escrituras son la única regla de fe y práctica. Son la única voz autorizada en la Iglesia y puede ser interpretada y aplicada por cada individuo para si mismo, con la ayuda, pero no con la autoridad de sus compañeros, porque la autoridad de las Escrituras se funda en el hecho de que son la Palabra de Dios, en consecuencia todo lo demás, incluyendo credos y artículos de fe, toman un segundo lugar.

El gran énfasis de Calvino fue la soberanía de Dios: su gobierno absoluto y constante sobre su creación y la responsabilidad del hombre. Ahora bien, el presbiterianismo más que todo tiene que ver con la forma bíblica del gobierno de las iglesias. Las iglesias estamos organizadas como Presbiterios dentro de una región geográfica. El gobierno es representativo y democrático, cada Iglesia elige representantes llamados Ancianos Gobernantes que junto con los Pastores (ancianos docentes) se reúnen periódicamente para administrar los negocios de las iglesias.

Como la Palabra de Dios es el centro de todo para el calvinista y el presbiteriano, consecuentemente hay una profunda piedad, es decir, una experiencia personal con Dios unida a una apasionada devoción a Él.

Se dice que el impulso dominante en Lutero fue su sentido del pecado, peor en Calvino, fue el amor a la verdad, tanto como ideal y como realidad. Se puede decir que la explicación del gran poder moral que la enseñanza de Calvino ha ejercido es: Una relación personal de cada hombre con Dios y que su concepto del deber de conocer y hacer la voluntad de Dios, no como un medio de salvación, sino como aquello para lo que fuimos elegidos para vivir y como único tributo adecuado al honor de Dios, porque “…el justo vivirá por la fe” (Romanos 1.17). Amén.

 

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