En España, el rey Jaime I de Aragón (1233), decretó que nadie podía tener en su casa, ni leer el Antiguo o el Nuevo Testamento en la forma popular o vernácula, solo debía hacerlo en latín o griego. Sin embargo, la primer Biblia completa impresa en español la tradujo Casiodoro de Reina en 1569. Casiodoro es uno de los grandes desconocidos, a pesar de su intelecto y su contribución al pensamiento moderno que está a la altura de los Reformadores Protestantes Calvino, Zwinglio o Lutero. Perseguido por la Inquisición, por las autoridades españolas y por algunos calvinistas ultra-ortodoxos, hace el mejor de los intentos por implantar la reforma en España; supo ser tolerante en una sociedad intolerante y dogmática. De lo anterior, para España, el siglo XVI no fue época de Reforma, debido a diversos factores: entre ellos la acción de la Inquisición, factores políticos y la formación del Sacro Imperio Romano Germánico, entidad política que tendía a unificar la Europa cristiana, encabezada por el monarca español por primera vez.
Casiodoro de Reina nació en Montemolín (entonces Reino de Sevilla, actualmente Extremadura) en 1520 y fallecido en Frankfort en 1594. Provenía de una familia musulmana convertida. Estudió en la Universidad de Salamanca. Reina era monje en el monasterio de San Isidro del Campo próximo a Sevilla, donde se convirtió en el guía espiritual de las ideas reformistas convirtiendo al luteranismo a todos los monjes y como consecuencia, llamando la atención de la Inquisición. Esto le dio el honorable título de “heresiarca”, es decir maestro de herejes. Bajo seudónimo publica el primer gran libro contra la Inquisición: “Algunas artes de la santa inquisición española”. Al estar el monasterio en la mira de Felipe II y de la inquisición, huyen a Ginebra por diferentes caminos. En Ginebra (1557), Reina se integra a una pequeña congregación española de la cual el pastor era Juan Pérez de Pineda. Casiodoro se convirtió en sospechoso para los calvinistas por sostener que; “también a los anabaptistas se les debía considerar como hermanos”, “por propagar entre los refugiados españoles la idea de que no se debía quemar a los herejes”, y por decir que; “Miguel Servet había sido quemado injustamente y declarando que; Ginebra se había convertido en una nueva Roma”. Por dicho antagonismo, Reina persuade a miembros de la congregación española –entre otros, sus padres, sus hermanos, a Cipriano de Valera quien lo ha seguido desde España y al prior del monasterio de Sevilla, Francisco Farías, a irse a Londres, Inglaterra (1558). Debido a este episodio, el pastor Juan Pérez llama a Reina, con cierta ironía, “el Moisés de los españoles”. Ya en Londres, Casiodoro realiza la traducción de la Biblia con un gran costo personal, no sólo tuvo que trasladarse en varias ocasiones de una ciudad a otra, sino que también hizo grandes sacrificios económicos para completar la traducción; enfrentó la oposición de la Inquisición, incluyendo ser colocadas sus obras en el índice de libros prohibidos, y ser quemado en efigie.
Completó la primera traducción de la Biblia entera al idioma castellano durante su estancia en Amberes, donde se publicó su traducción bíblica, la “Biblia del Oso”. Reina, aceptó y defendió la doctrina ortodoxa de la Trinidad, pero no aceptó el que los herejes fueran asesinados por sus creencias.
La Biblia de Casiodoro de Reina fue la primera Biblia completa impresa en lengua española y también es la única traducción protestante que hasta el día de hoy existe.
Para la traducción bíblica, Casiodoro utilizó las fuentes originales hebrea y griega, la versión de Sanctes Pagnini y la doble edición judeo-española de Ferrara de 1553, para las partes griegas del Antiguo Testamento, Casiodoro parece haber seguido sobre todo la Biblia Latina de Zurich, y en parte la de Castellion de quién tomo el término “Jehová” sustituyendo la palabra “Señor”. Ambas Biblias (herejes en el momento) vienen naturalmente disimuladas por Casiodoro, así como las versiones castellanas de: Enzinas, Juan Pérez y Juan de Valdés, ya que todos figuraban en el índice de libros prohibidos por Roma y España. Y siendo precisamente la divulgación de la Biblia en España su mayor interés, Casiodoro intentó prever la inevitable prohibición inmediata haciendo pasar su Biblia como obra católica al respetar el orden de los libros bíblicos según la Vulgata, cuyo canon había sido recientemente confirmado por el concilio de Trento.
La Biblia del Oso, es de indiscutible traducción de Casiodoro de Reina, la revisión de Cipriano de Valera de 1602 solo consistió en adecuar el orden de los libros al canon reformista y quitar o añadir notas marginales, siguiendo el formato de la Biblia de Ginebra. La impresión se efectuó en la tipografía de Thomas Guarin (‘typis ab honesto viro Thoma Guarino cive Basiliensi excusam’) imprimiendo la cantidad de 2600 ejemplares. A Casiodoro debió gustar enormemente la simbólica estampa del “oso” que Apiario ya no utilizaba como marca tipográfica, y o le compró o le pidió prestado el susodicho clisé para ilustrar la portada de la después llamada “Biblia del oso”. Fue terminada probablemente el 24 de junio 1569 en Basilea.
Tanto Reina como Valera, siempre mostraron su amor por España y América, como lo muestran los siguientes pensamientos: “Orad pos nuestra España y principalmente por el Rey y por todos aquellos que tienen el gobierno de la república, que Dios les haga gracia de leer y meditar la Sagrada Escritura” y los sucesos de 1492 donde recuerda el descubrimiento de las Indias, donde dice: “Plujiera a Dios, que los que han allá pasado, hubieran tenido más celo en enseñar y aumentar la santa fe católica contenida en la Sagrada Escritura, que no de enriquecerse a sí mismos y para enriquecerse, matar y robar a diestro y a siniestro (como dicen) aquella simple gente, que tenían ánimas racionales como nosotros, y por quien Jesucristo era muerto”
Sus obras: Como traductor, la conocida como Biblia del Oso (Basilea, 1569) y la traducción al francés de Historia Confessionis Augustanae (Amberes, 1582). Fue el autor de la Declaración o Confesión de Fe hechas por ciertos fieles españoles, que huyendo de los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la iglesia de los fieles para ser en ella recibidos (Frankfort, 1577); de comentarios a porciones de los Evangelios de San Juan y San Mateo (aparecidas en latín en 1573, Frankfort) y de un Catecismo (1580), publicado en latín, francés y holandés. También redacto unos Estatutos para una sociedad de ayuda a los pobres y perseguidos, en Frankfort, que ha llegado hasta nosotros.