La mies es mucha

El Presbiterio Nacional de la Ciudad de México, el más antiguo de todos los existentes en el país, a pesar de que en los últimos años, cuando se organizó el R. Sínodo General, con el campo que hasta entonces el Señor le había permitido sostener, sigue siendo amplio y muy vasto pues día a día surgen en los pueblos y ciudades de los Estados de nuestra República centros misioneros y congregaciones para organizar iglesias donde nuestros ministros, obreros y misioneras atienden con dedicación y esfuerzo. Hoy, se nos manda por medio del Santo Evangelio según San Mateo que roguemos al Señor de la mies, porque esta es mucha.

De entre las muchas y constantes peticiones y ruegos que hacemos al Señor por nuestras necesidades y problemas, está el orar con ruego para que sean motivados aquellos jóvenes, señoritas y aún personas adultas que se hayan dentro de nuestras iglesias activos y esforzándose cada día por un mejor servicio a nuestro Señor Jesucristo y que en algún momento la voz divina se ha dejado oír por medio del Espíritu Santo: ¿a quién enviaré y quién nos irá? Ven y sígueme tomando tu cruz

Los ojos del Señor sin duda alguna se dirigieron inmediatamente a los campos judíos, pero Él sabía que estos serían ampliados para abarcar el vasto campo del mundo. Mateo 13.38; campo lleno de almas que necesitaban ser recogidas para Él.

Cuántos de nuestros compatriotas y seres queridos estarán esperando que algún día alguien de aquellas ovejas que han escuchado la voz del Divino Pastor, les lleven un pasto delicado con que puedan alimentar esa alma hambrienta que no ha sabido cuál será su destino final. En este evangelio tenemos la gran respuesta: ROGAD PUES AL SEÑOR DE LA MIES. Queridos hermanos, tengamos la oración como aquella necesidad del alma que no nos deja saciar hasta que no hagamos de ella nuestro pan de cada día.

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