Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos. ¿No os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros? si ya no sois reprobados. 2 Corintios 13.5
Para conocernos, es necesario hacer un autoexamen de nuestra vida y sus hechos (Jeremías 17.9) “Engañoso es el corazón, y perverso; ¿quién lo conocerá?. Aún nosotros mismos podemos caer en el engaño de nuestro propio corazón. El autoexamen provee el conocimiento necesario acerca de nosotros mismos, con la finalidad de quitar de nuestras vidas todo aquello que no esté de acuerdo a la voluntad de Dios. Ninguno de nosotros puede juzgar si alguno en verdad es salvo o no, porque sólo Dios es el que conoce con certeza el corazón de cada uno. Pero si podemos saber de acuerdo a las Santas Escrituras (1a Tesalonicenses) las características o evidencias que debe presentar nuestra vida si hay una verdadera conversión a Jesucristo. Dentro de las evidencias que presenta un verdadero cristiano destacan:
1. Dios es la prioridad de su vida (Mateo 22), siendo guiado en todo momento de su vida por el Espíritu Santo (Romanos 8.14).
2. Conoce y espera el tiempo de su Señor (Salmos 38. 15).
3. Ora por los suyos y por él mismo, pero también lo hace por los demás.
4. Lee y estudia la Biblia porque cree en ella y la vive (Efesios 6.18), y sabe que logrará sus metas solo con la ayuda del Espíritu Santo. (Juan 6.63).
5. No miente, ni aun en las pequeñas cosas, porque es auténtico y transparente (Efesios 4.25).
6. Su crecimiento espiritual es constante, no retrocede (Filipenses 3.14).
7. Es visionario y posee una verdadera fe en su Maestro (Habacuc 2.3).
8. Siente gozo en su corazón aun cuando esté en problemas porque sabe que su Dios está con él (1a Tesalonicenses 5.16).
9. No idealiza a las personas y no espera de nadie algo, solo de Dios.
10. No toma ventaja de las situaciones, ni manipula a nadie por obtener sus metas (Judas 1.16).
11. Es generoso con todos, aún con aquellos que le hacen mal y no espera nada a cambio porque sabe que de Dios recibirá la recompensa (Proverbios 11.25).
12. Su vida es dirigida por su convicción en Jesucristo y no por sus emociones (Romanos 14.23), por lo que perdona las ofensas de los demás (Mateo 6.12), y se pone en el lugar del otro sin juzgarlo (Lucas 6.37).
13. Domina su carácter y sus emociones, no es impulsivo (2a Timoteo 1.7).
14. Su espíritu es gentil, agradable y tranquilo, no es apático ni negativo (Filipenses 4.5).
15. Es humilde, si se equivoca no busca justificarse y acepta sus errores (Salmos 138.6).
16. Es ecuánime en su estima (Romanos 12.3).
17. Cultiva el respeto hacia los demás (Romanos 13.7) y en todo momento se mantiene alejado de la crítica y el chisme, no se inmiscuye en la vida de los demás (1 Timoteo 5.13).
18. Respeta a las autoridades establecidas sin rebeldía (1 Pedro 4.17).
¿Cuántas actitudes de nuestra vida son incompatibles con la Palabra de Dios? ¡Es momento de que reflexionemos! Dios te bendiga.