En esta ocasión pondremos un poco más de atención en el aspecto doctrinal de la Reforma. El 31 de octubre de 1517, Martín Lutero publicó (clavó en las puertas de la catedral de Wittenberg) 95 proposiciones (tesis) para llamar a la discusión sobre temas en los que la Iglesia Católica estaba equivocada.
Para celebrar la fiesta de todos los santos (1 de Noviembre según la tradición católico romana) en la ciudad de Wittenberg se había organizado una muestra de nuevas reliquias adquiridas para la catedral. Las reliquias eran objetos que habían pertenecido a algún santo y se creía que conservaban parte de su poder así que se guardaban con fervor lo mismo dientes de algún personaje de la Biblia que varas de la zarza ardiendo, sin mencionar el conflicto histórico que representaba demostrar la historicidad de dichos objetos.
Sin embargo, el fervor y la superstición eran tales que la gente, con el beneplácito y bendición de las autoridades eclesiásticas creía que tales reliquias podían conceder milagros a quienes acudían a verlas o bien que la visita a los lugares en los que se encontraban podían ser canjeados por una cierta cantidad de años fuera del llamado “purgatorio”. Aprovechando lo anterior la Iglesia había logrado beneficiarse económicamente ya que toda esta actividad generaba un mercado propicio para la iniciativa de algunos sacerdotes con vena empresarial y los abusos estaban a la orden del día.
Todas estas prácticas molestaban, entre otros, a un moje agustino que además era profesor de Biblia en la Universidad de Wittenberg y que tal vez no sea frecuentemente mencionado pero era uno de los mejores teólogos de su tiempo. Así que Martín Lutero, que como se habrá imaginado era este monje agustino, redactó el 31 de Octubre de 1517 una lista de puntos para debate, escribió 95 en total y a ese documento se le llamó “Las 95 Tesis de Lutero”. Este es el documento que comenzó todo, el documento al inicio del Protestantismo.
A continuación destacaremos 6 de esas tesis y las circunstancias que las rodean.
En la primera Tesis, Lutero dice: “Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia…”, ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.” Eso dice la primera Tesis. Después de que Lutero escribió sus 95 Tesis, él escribió una “Explicación de las 95 Tesis” y en ese texto explica que la palabra “penitencia” o más en concreto “Ve y haz penitencia” en la versión de la Biblia de aquella época era la traducción de “paenitentiam agite”, pero en 1516 en la traducción de Erasmo de Rotterdam en griego, él término más directo del original es “metanoia” que no tiene nada que ver con la penitencia sino con arrepentimiento, cambiar de curso.
La siguiente Tesis a examinar es la número 27, para la que necesitamos un poco más de antecedentes. En la tesis número 27, Lutero dice: “Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando (del purgatorio).” Esto hace referencia a Tetzel. Tetzel era un moje con espíritu emprendedor que vendía indulgencias, y llegaba a los pueblos con un “jingle” o anuncio comercial que en alemán rimaba algo así:
Tan pronto como la moneda en el fondo suena, un alma del purgatorio se eleva.
Así que Lutero, con esta referencia popular en ese momento, hace su pronunciamiento diciendo que esto es una “mera doctrina humana”.
Ahora pasemos a la Tesis 50. “Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones (cobro injusto y violento) de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.” Esta tesis toca la verdadera razón detrás de la venta de indulgencias de Tetzel. El propósito de la venta de Indulgencias era reunir dinero para la Iglesia que se encontraba en bancarrota porque el Papa León X se había gastado enromes sumas en la construcción de la Basílica de San Pedro. Esta es la época en la que Miguel Angel pintaba su obra en la Capilla Sixtina y, como podemos imaginar, Miguel Ángel no es un pintor barato. Así que la Iglesia necesitaba dinero de donde fuera, así que Tetzel era no solo soportado sino promovido. Lutero vio a través de todo esto y referente al costo de la construcción dijo: “se levanta sobre las espaldas de los pobre peregrinos alemanes”.
La cuarta es la Tesis Número 62, dice: “El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios”. Sólo diremos que este énfasis en el evangelio es de donde viene que nos llamemos “evangélicos” y que después será expresado como “sola fide”.
Y esto nos lleva a las últimas que consideraremos en esta ocasión, la tesis número 92 y 93: “Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: “Paz, paz”; y no hay paz.” Y “Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: “Cruz, cruz” y no hay cruz.”
Aquí, Lutero está citando directamente el Antiguo Testamento, Jeremías 6.14 donde Jeremías habla sobre los falsos profetas: “Y curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad diciendo “Paz, paz” y no hay paz.” Evidentemente, Lutero hace la conexión entre lo que sucedía en los días de Jeremías y lo que sucedía en sus días con la Iglesia advirtiendo de los falsos maestros. En la Tesis 93, Lutero le dice la pueblo que escuchen a los profetas que dicen: La Cruz, la cruz, y gracias a Cristo ya no hay cruz para todo aquel que cree en Él sino Paz.
Lutero desarrollará esta idea en 1518 en la llamada Disputa de Heidelberg para la cual Lutero escribió algunas tesis también. En ellas él desarrolla el contraste de lo que llama Teología de la gloria y por otro lado Teología de la cruz. En el primer caso, el término gloria se refiere no a la Gloria de Dios sino a la gloria que de acuerdo a la teología católico romana era necesario desarrollar por los humanos a través de buenas obras para entrar al cielo.
Contrario a esto, Lutero señalaba a la Iglesia la Teología de la Cruz, que señala no a nuestra grandeza o a nuestras buenas acciones, sino a nuestro pecado. , Lutero dirá que en la cruz, Dios dijo “No” al mérito humano, “No” al esfuerzo humano, pero también dirá “Sí” a nosotros porque seremos aceptados, no por nuestros propios méritos o nuestra propia justicia sino por la justicia de Cristo.
Puede parecer poco, pero en ese momento Lutero estaba oponiéndose a la Teología de la Iglesia, haciendo ver que se había apartado de la Biblia y por lo tanto ya no enseñaba el verdadero evangelio, por lo que San Pablo advierte en Gálatas: “Más aún si nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema (maldito).” Gálatas 1.8. Nuestra herencia de la reforma es ese verdadero evangelio:
Porque por gracia sois salvos por la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe. Amén.