Bethel, la Iglesia de Cristo en San Andrés Totoltepec, Tlalpan, DF.

La Iglesia Primitiva de la cual se narra en el libro de los Hechos de los Apóstoles, dio comienzo con un pequeño grupo de discípulos de Jesucristo, cuya misión fue: “Dar testimonio de Cristo; su vida pura y santa, de su obra, de su muerte expiatoria, de su gloriosa Resurrección y de su Ascensión al Cielo”.

Los Discípulos, después de presenciar la ascensión de  Jesús al cielo, en el monte de los Olivos en Betania, se dirigieron a Jerusalem, para esperar la promesa del Padre, la venida del Espíritu Santo, en una casa donde se congregaban hombres y mujeres, que velando y orando unánimes, esperaron con paciencia la poderosa manifestación. Fueron los días del Pentecostés o Fiesta de las Semanas en Jerusalem, donde reunidos los judíos de todos los países escucharon perplejos en su idioma a Pedro y a los demás Apóstoles, llenos de poder del Espíritu Santo explicando lo que este hecho significaba y lo sucedido con Cristo, al cual los judíos habían entregado y crucificado, y que de acuerdo a la profecía se levantaría de entre los muertos al tercer día en Poder y Gloria, y su ascensión al cielo. Muchos respondieron al llamado del Apóstol Pedro que expresara:” Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. El resultado, tres mil almas arrepentidas que fueron bautizadas y añadidas a la Iglesia.

Las características que hicieron única a la Iglesia Primitiva de Cristo, de acuerdo al testimonio de Lucas, son:

  1. Una Iglesia que aprendía la doctrina de los apóstoles y perseveraba en ella (Hechos 2:42).
  2. Una Iglesia llena de fe y del Espíritu Santo. (Hechos 2:4, 4:31,4:8, 6:5)
  3. Una Iglesia valiente (Hechos 4,6-7), pero temerosa de su Dios (Hechos 5:11, 2:43).
  4. Una Iglesia en la que permanecía la unidad (Hechos 1:14, 2:1, 2:42, 2:46, 4:24, 5:12) y la compartición de sus bienes a favor de ésta (Hechos 2:45-47).
  5. Una Iglesia donde la adoración a Dios fue en espíritu y en verdad (Hch.1:14; 2:47; 6:4), siendo constante en la oración y ruegos (Hechos 1:14, 12:5).
  6. Una Iglesia con espíritu incansable en la predicación de las Buenas Nuevas de Salvación (Hechos. 1:12-13, 4:20; 5:42) y en la enseñanza y discipulado de los nuevos hermanos (Hch.2:42,6:4).

La dirección del Espíritu Santo y el amor  de aquellos cristianos por la Obra Redentora de su Maestro, dieron como resultado el crecimiento y fortalecimiento espiritual de la Iglesia Primitiva en Jerusalem.

“Bethel” en sus orígenes, una pequeña Iglesia integrada por humildes campesinos, llenos de fe, de entrega, de amor y compromiso, que en muchos de los casos pareciera a la Iglesia Primitiva de Jerusalem. La evidencia y bendición…todos la vivimos el día de hoy, a 145 años de la llegada del evangelio a nuestra población.

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