Ante la llegada del año nuevo recurrimos a metas y propósitos, algunos de los propósitos implican cambios; otros, perseverancia. Orar más es un buen propósito para 2015. Al recordar cómo Jesús enseñó a sus discípulos a orar le invitamos a que usted realice tenga este propósito en este nuevo año y deseamos que con la ayuda de Dios lo vea cumplido.
Padre nuestro que estás en los cielos, sea tu nombre santificado. Lucas 11.2
Padre nuestro. ¿Cómo es que un hombre, un mortal, puede llamar a Dios: “Padre”? Es muy claro llamarlo Dios, es muy claro llamarlo Señor, de hecho la creación entera, los ángeles, las bestias, los cielos cuentan la gloria de su Dios y Señor. Pero, ¿por qué podemos llamarle Padre? El Rey de toda la creación, Jesús, hizo a un lado su corona para cumplir la justicia divina y reconciliarnos con el Padre por su muerte y resurrección, es Jesús el que autoriza a sus discípulos (“… a todos los que le recibieron…” Juan 3.16) llamar a Dios: “Padre”.
No se trata de un título solamente, imagine al mejor padre humano posible: amoroso, proveedor, sabio, involucrado, interesado, comprometido a un nivel personal. Sería poco decir que Dios es miles de veces mejor padre que cualquiera de nosotros. Como Padre, ha diseñado personalmente lo que nos sucede, y se encuentra a nuestro lado en cada paso o tropiezo.
Sea tu nombre santificado.
Ahora bien, dado que la primera petición en la oración del Señor es “Santificado sea tu nombre” es claro que la prioridad de Jesús en la oración es que Dios sea santificado. Debo decir que este pensamiento no es fácil. Pueden surgir las siguientes preguntas: ¿Quiere decir esto que yo no importo? ¿Que mis peticiones, mis necesidades, mis proyectos, mis enfermedades, no son relevantes? ¿No es esto egoísta por parte de Dios? No lo es, porque esta prioridad es la base de nuestra existencia, glorificar a Dios es nuestro motivo para existir; la bondad de Dios por la cual somos capaces de disfrutar su creación se basa en Su gloria, en Su poder. Le invito a que vaya a Malaquías 3.16 al 18 y note cómo trata Dios a sus hijos, además vaya a Romanos 8. 28 al 39 y subraye lo que Dios hace por usted.
Nuestra prioridad al orar: “-Santificado sea tu nombre- es una petición, no una declaración, no estamos diciendo -Señor, tu nombre es santo- sino -Señor, haz que tu nombre sea santificado- esto es: que tu palabra sea creída (Num. 20.12), que tu descontento sea temido (Is. 8. 12,13), que tus mandamientos se obedezcan (Lev. 22. 31,32) y que tu nombre sea glorificado (Lev. 10.3).”
La mayoría de nosotros no le damos la debida importancia a Dios y nuestras acciones por revertir eso, basadas en nuestros esfuerzos van todas al mismo sitio, el fracaso que sea Dios el que produzca en usted el gusto por Él, sólo Dios puede despertar en usted la sed de la que habla la Biblia, el hambre por Él. Oremos con fervor porque nos escuche, que no solamente seamos satisfechos por lo que Dios nos da, sino que sea Dios mismo quien nos satisfaga. Que 2015 sea un año nuevo para usted. Nuevo, fresco en conocimiento de Dios a través de su Palabra, renovado en oración.