Una de las tres mayores fiestas del año en el pueblo judío era la fiesta solemne de Pentecostés, era una fiesta de agradecimiento por las cosechas. A Jesús lo crucificaron en otra fiesta solemne, la Pascua, ascendió a los cielos cuarenta días después de su resurrección. El Espíritu Santo vino diez días después de su ascensión (a propósito, durante esos diez días se eligió al sustituto de Judas, Hechos 1.21-26).
Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra… Y COMO se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados; Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 1.8, 2.1-4.
El Espíritu Santo estuvo a la disposición de todos los que creyeron en Jesús. Nosotros recibimos el Espíritu Santo cuando aceptamos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No podemos pertenecer a Cristo sin su Espíritu (Romanos 8.9), no podemos estar unidos a Cristo sin su Espíritu (1 Corintios 6.17); no podemos ser adoptados como sus hijos sin su Espíritu (Gálatas 4.6,7).
¿Por qué lenguas como de fuego? Las lenguas simbolizan el mensaje y la comunicación del evangelio. El fuego denota la presencia purificadora de Dios, que consume los elementos indeseables de nuestras vidas, encendiendo en nuestros corazones la llama que inflame la vida de otros.
Jesucristo prometió el poder (virtud) del Espíritu Santo para ser sus testigos. Qué bueno es celebrar el día de Pentecostés, ¿Y? La Iglesia que fundó Cristo, al principio se reunía para alabar a Dios, celebrar la resurrección de Jesús y para aprender la voluntad de Dios, pero cuando no había culto, en la casa, el trabajo y en todo lugar, testificaban del Señor: viviendo como Él enseñó, explicando los mandatos de Jesús, lo cual ocupaba más tiempo que los cultos a los que asistían. Hagamos los mismo.