El domingo 8 de enero del presente año se llevó a cabo en nuestra Iglesia el Instituto organizado del Departamento Infantil en el que se desarrollaron los temas: “La importancia del Temor de Dios” y “Padres responsables, hijos temerosos de Dios”. Algunos de los puntos que se desea enfatizar y otros que esperamos puedan ser de reflexión para los miembros de nuestra Iglesia son:
• Temor de Dios no implica sólo reverencia y respeto sino un auténtico temor, un santo miedo reconociendo a Dios como el Soberano, Omnipotente, Infinito, Eterno.
• Un concepto bíblico del temor de Dios nos ayuda a contemplar mejor el carácter de Dios en aspectos tales como: Su Perfecta Justicia, su Santidad, Su Ira, y al entender esto comprenderíamos mejor la Gran Bendición que es hallar en Jesucristo el perdón de nuestros pecados.
• Que este temor no es una demanda del Antiguo testamento solamente, Pablo nos recuerda ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor que son una sincera reacción de aquel que se descubre rescatado del abismo.
• Que a veces enfatizamos demasiado el concepto del amor de Dios olvidando por completo lo terrible que es caer en sus manos. Al hacer esto se da una imagen falsa de Dios: un Dios que está dispuesto a pasar todo por alto, que no tienen carácter y que es más parecido a Santa Claus, brindando bendiciones y bienes, con tal de que sus hijos se acerquen a él. Este no es el Dios de la Biblia.
• Que como padre o madre es primordialmente mi responsabilidad enseñara a mis hijos Quién es mi Salvador, De qué me salva y Qué debo hacer para ser salvo
• Soy un padre o madre, aún en las mañanas cuando no me siento como uno, aun cuando me haya equivocado y no puedo permitirme distraerme de este llamado divino porque el hogar es la mayor influencia de mi familia; puedo delegar mis responsabilidades en el trabajo peor no para mi familia. Ser un padre es el trabajo más importante que puedo desarrollar.
• En el nombre de Dios, puedo mejorar. Reconociendo en donde nos encontramos y haciendo un compromiso con Dios y mi familia para no abandonar la casa de Dios. Estando dispuesto a hacer los cambios necesarios. Confiando en que Dios será quien de acuerdo a su voluntad hará la obra en mi familia.
• Es difícil ser un buen padre. No hay substituto para el tiempo y esfuerzo invertido en nuestra familia, no hay métodos rápidos ni pasos mágicos. Y que como dice el himno, en el nombre de Dios: “Nuestros hijos seguirán fielmente, después que estemos muertos”
Nos gustaría conocer sus opiniones sobre el instituto, sobre estas reflexiones, o bien si tiene usted alguna sugerencia sobre temas que abordar, dudas o comentarios diríjase con el Pastor o alguno de los Ancianos Gobernantes o bien escriba a contacto@inpcbethel.com. Nos dará mucho gusto saber de usted.